23 de agosto de 2012

Crónica - Triatlón de Allariz por Javier Gomez

El sábado pasado, tras varias años con la intención de hacerlo pero, sin que nunca me pusiese a ello ( o sea, comenzar a nadar), tomé la salida en  mi primer triatlón y, como muchos otros, escogí para debutar el Triatlón de Allariz.
La carrera tras 10 años, sin ser un pro, si que está ya más que dominada: pista, populares, medias maratones, maratones, trail, un par de ultras de media distancia, y casi todo lo que pillé por delante.
La bici, aunque ya la hacía antes de comenzar a correr, no fue hasta hace unos pocos años que de nuevo me enganché a ella y, junto con la btt, en estos últimos tres/cuatro años, salí casi regularmente con una u otra. En este caso, no participé en pruebas, salvo la  organizada por “Moure” en primavera de este año, en la que pagué con creces la osadía de participar y el desconocimiento de este tipo de carreras.
Por tanto, llegaba al tri con experiencia en dos de los sectores y, teniendo en cuenta, que ya había participado en unos cuantos duatlones de montaña y, este año, en 4 duatlones de carretera. En todos ellos, con mejor o peor resultado, con las carencias técnicas en las transiciones, siempre disfruté, incluso en algunos competí, asimilando bien el cambio de sector y, por lo general, yendo de menos a más, acabando entero en la última carrera.
Por último, la natación. En mayo tomé la decisión, tantas veces postergada, de echarme a la piscina y así, desde principios de junio, de forma regular, 4/5 veces por semana, me dediqué a prepararla. De entrada muy mal, asfixiado, descoordinado,….. pero, poco a poco, algo fui mejorando, controlé la respiración, utilicé you-tube para visionar la técnica de crol, algún que otro artículo…  Incluso, durante las vacaciones, me arrojé al mar y, me encontraba relativamente cómodo, eso sí, con distancias  muy cortas por precaución.
Así, con estos antecedentes, mi esperanza era hacerlo, si no muy mal, si aceptablemente, para salir del agua entre los últimos pero con posibilidad de remontar hasta la zona media de la clasificación.
Esas previsiones no se cumplieron. Ya de entrada, al llegar a recoger el dorsal, una primera mala noticia: agua a 22 grados, no neopreno. Ya me iba costar más nadar, tenía la esperanza de poder usarlo para compensar en parte mis carencias en el impulso de las piernas. Luego, otro percance que me subió las pulsaciones: camino de los boxes montado en la bh, un hombre en una btt, no me ve y, cuando lo hace, en lugar de alejarse, se cierra a mi lado y…. castañazo, al suelo. Zona derecha golpeada y, lo que fue peor, por un momento creí que no podría tomar la salida por que al comprobar daños en la bici, la rueda trasera no giraba. Resultó ser que los frenos se trabaron, solucionado y continuar camino del box, pero el golpe, y  la excitación ya no me la quitaba nadie.
Siguiente paso fue comprobar el agua, el rio, nadar un ratito… y ya mis sensaciones no eran muy buenas. Estaba demasiado nervioso, aquello era desconocido, no tenía referencias anteriores…. Una vez dada la salida, me quedo a cola, comienzo a nadar, pero nada de lo que había practicado en la piscina se ve reflejado en el rio. Voy descoordinado, acelerado, desorientado, tal es así, que a los 200 metros tengo que arrimarme a un lado, parar y serenarme un rato, me digo “así no completo el sector”. Arranco de nuevo, me pasan los de la 2ª salida, prácticamente no se por donde voy. Sigo nadando realmente fatal, agotándome, tengo que intercalar crol con braza. Llego al puente y pienso “ya queda menos, ahora será más fácil”, pero no. Ahora la desorientación es mayor, no sé cómo, acabo en dos ocasiones en la margen izquierda (no me descalificaron por caridad….). Finalmente llego, junto con una chica, que sin saber bien porque, siempre acababa a su lado, me debía atraer   la corriente que  ella generaba… Salgo, me pongo de pie y, plafff, de repente noto las consecuencias del esfuerzo realizado: medio mareado, drogui, sin poder correr hacia el box, por supuesto. Decido que mejor será tomarlo con calma, recuperar el pulso, la respiración, serenarse. Hago la transición con calma, recojo la bicicleta y comienzo el 2º sector, todavía sin recuperar del todo, así hasta me cuesta subirme al sillín…  en mi mente ya no tengo como objetivo salir a muerte para recuperar, mejor será ir poco a poco, y si me encuentro bien, darle un poco de ritmillo.
Tras unos minutos, comienzo a sentirme “normal”, cojo mi ritmo, comienzo a ver algún ciclista, lo alcanzo, otro, todos tratan de coger mi rueda, pero se van quedando. No es que vaya muy fuerte, pero si mejor que ellos. Me cruzo con los dos primeros (la chica espectacular, 2ª absoluta), con los demás,  el giro no da llegado y, ya me doy cuenta de que estoy muy retrasado, que tengo que disfrutar y aprender. En la vuelta y bajada, adelanto algunos más.  Acometo la 2ª transición, comienzo a correr, como es normal, las piernas primero no quieren, pero a unos cuantos cientos de metros ya arrancan, tomo el ritmo crucero y, tras un par de km. veo a los primeros corredores, los alcanzo, adelanto, en la subida al lado del puente a 4 de una tacada, llegó al lado del rio y pienso “ya queda poco”. Pues no, nos volvían a alejar, para luego volver, y ahora sí, encarar el paseo fluvial hasta la meta.  Había finalizado mi primer triatlón, estaba contento por ello, pero las sensaciones eran de rabia, descontento por la nefasta natación realizada, pensando si estaría a tiempo y capacitado para llegar a ser un nadador que me permita participar en tri.
En la madrugada de ese día ya se podían ver las clasificaciones: en la natación, puesto 123 (penúltimo), en el sector ciclista el 46 (mejor) y, ya en la carrera, puesto 30, para una clasificación final de 86 (de un total de 124)
Tras repasar lo sucedido y lo realizado entrenando en el agua, la conclusión que puedo sacar es que va resultar mucho más complicado de lo que yo creía, no cesaré en el empeño, pero quizás tenga que darle otro enfoque, hacer algún curso de perfeccionamiento, cambiar el modo de nadar, dejando la técnica para más adelante y concentrarme en nadar, sólo en eso, no sé. 
El tri me gusta, engancha, así que continuaremos intentándolo. Eso si, la intención de hacer alguno más de los que hay en fechas próximas tiene que quedar aparcada. No, hasta que el primer sector   esté más dominado.

1 comentario:

  1. Javier! Muchas gracias por la crónica; por lo menos a mí, leyéndote, me acabas de hacer disfrutar de un triatlón al que le tenía muchas ganas y que por lesión no pude realizar.
    Mucho ánimo con la natación, en la que el "secreto" puede ser más no agobiarse e ir tranquilo que otra cosa (técnica imprescindible) y a seguir entrenando duro. A ver si coincidimos en el siguiente al que yo pueda ir también. Un abrazo.
    Abel

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